Huyen de sus países, del África negra… huyen de la pobreza, de las sequías, de la guerra, del hambre. Después de una larga y peligrosa travesía por el desierto, los que consiguen llegar a Marruecos, se encuentran a escasos kilómetros del ansiado “paraíso”… Y de pronto, la espera de su sueño se convierte en una pesadilla.

Una vez en Marruecos su camino hacia Europa se bifurca en dos. Los que tienen dinero se embarcan en una patera o se ocultan en diferentes medios de transporte. Los que no tienen para pagar sólo les queda la opción de intentar saltar las vallas de Ceuta o Melilla.

Sin embargo, muchos se ven superados por las dificultades. Están cansados de arriesgar sus vidas, de acabar una y otra vez en los hospitales y de vivir en pésimas condiciones en los bosques. La decisión de instalarse en Marruecos parece que está siendo una de las pocas vías que les quedan para vivir de una manera algo más digna…. Aunque no dejen de estar en un limbo desalentador a la espera de poder llegar a Europa.