Una sencilla y elemental pregunta – ¿Quién soy? – puede dejarnos sin palabras y no sabríamos empezar por dónde.
Supongo que hablaríamos de datos curriculares, históricos, biológicos, de parentesco, profesionales, administrativos, etc. Pero no creo que sea solo eso. Debe haber algo más. Hay algo más.
También podríamos responder por lo que no somos, por lo que sentimos, pensamos o vemos. Por lo que quisimos ser y no puimos, por los recuerdos de la gente querida ausente y por la gente que nos quiere o nos odia. Se trata de descifrar quienes somos o quiénes no somos. Y bajo esa pregunta, se esconden miedos, ilusiones, lecturas, viajes, recuerdos, pensamientos, amigos, familia. Un laberinto emocional del que nunca se puede salir indemne.

Diario es una reflexión sobre la identidad. Una búsqueda de lo que somos y de las circunstancias que nos moldean como individuos. Un viaje infinito sin retorno, un caminar hacia ninguna parte, en el que nos dejamos la piel y el aliento en nuestro intento de ser lo que soñamos ser.
Seleccionamos y elegimos, en la medida de nuestras oportunidades, un papel a desempeñar. Abandonamos creencias y buscamos ocupaciones que nos den de comer, abrazando ideales y agarrando desesperadamente aquello que puede ofrecernos un breve espacio para la eternidad, la felicidad.
Y en todo este devenir, si se nos ocurre echar la vista atrás, corremos el riesgo de no comprender nada o de comprenderlo demasiado. Puede que los recuerdos aparezcan ahora como vagos sueños o historias de otros. Puede que no reconozcamos al niño que fuimos o a nuestra propia madre. Puede que nos demos cuenta de muchas cosas. O de ninguna.

Diario es un proyecto abierto, desarrollado en mi entorno más inmediato. Mi casa, mi familia, mi vida. Para tal fin, he recopilado textos de mis diarios de los últimos años, así como algunas fotos de gente cercana, como mi mujer, mis hijas, mi familia y yo mismo.