¿Cuándo y cómo comenzaste en el mundo de la fotografía, que viste en ella que te hizo saltar »a la piscina»?
Mi primer recuerdo en relación a la fotografía viene de la casa de mi infancia donde había una pequeña cámara Minolta, mirar el mundo a través de ese visor me resultaba algo mágico. Mas tarde, en el año 2000, mientras era estudiante de arquitectura en Buenos Aires, hice un viaje de mochilero por Europa. Durante el viaje hice muchas fotos con una pequeña cámara compacta enfocado en detalles de edificios como ventanas, balcones, fachadas, etc. Eran fotos con la estética que tienen las postales para luego utilizarlas como estudio para mis trabajos de arquitectura. Trabajé aquel verano y mas tarde viajé por parte de Asia.
A lo largo de todos estos viajes hice unas 900 fotos con carrete, en aquella época el uso de las cámaras digitales no era común como lo es hoy. De regreso a Argentina un año después, imprimí las fotografías y no había ninguna que me gustase a nivel estético, independientemente de lo que la fotografía mostraba. Motivo por el que comencé a estudiar fotografía en cursos básicos para entender de qué se trataba. A partir de ese momento nunca dejé de investigar.
¿Cómo inicia tu proyecto ‘La Cuarta pared’ ? ¿Qué significa para ti?
‘La cuarta pared’ nace a partir de una fotografía que encuentro en un cajón de mi casa revisando fotografías familiares. Una fotografía en la que estoy con mi abuelo y en la que él tiene los ojos cerrados, volvió a despertar una inquietud por saber sobre él, ya que apenas lo llegué a conocer porque falleció cuando yo era niño.
Ese detalle fue el disparador y comencé entonces a recopilar imágenes donde él aparecía. Resultó que en las fotografías su presencia me resultaba más cercana o directa de todo lo que mi familia me hubiera podido contar sobre él. Así, comencé a observar atentamente las fotografías prestando atención a todo lo que le rodeaba: los lugares, las distancias entre los cuerpos, las anatomías, los roces, las sombras, el vacío.
Esta manera de observar las fotos se abrió camino y fui ampliando la investigación a otros familiares centrando la búsqueda del archivo familiar (fotos, vídeos, cartas) desde lo mas lejano en el tiempo hasta la época en que comienzo a tener conciencia de recuerdos, los 6 años (primeros años 80); siempre con la mirada puesta en esos espacios mínimos, en los intersticios.
Según tu proyecto ‘La Cuarta Pared’, ¿de qué manera relacionas la fotografía con el tiempo?
Durante el inicio del proceso de producción de las imágenes de ‘La cuarta pared’, tenía la misma sensación que uno siente cuando fotografía en el mundo real, con la salvedad de que yo estaba sentado delante del ordenador. Me sentía dentro de pantalla, dentro de las propias fotografías haciendo fotos, como si la propia imagen fuese un escenario real donde uno se mueve cuando fotografía, algo cercano a lo que hoy conocemos como realidad virtual.
Era una sensación muy extraña al principio, a la vez que fascinante. Enseguida noté una analogía con el personaje de Cooper en la película ‘Interstellar’ (2014); cuando en el final de la película Cooper observa e intenta comunicarse con su hija desde detrás de la estantería de la biblioteca de su casa, una biblioteca infinita multiplicada por cada uno de los momentos de la historia. Cabe decir que a su vez esta película, está fuertemente influenciada por la obra de Jorge Luis Borges y sus estudios sobre los tiempos convergentes y la ruptura de la linealidad temporal, Borges se acerca a esas ideas en ‘La biblioteca de Babel’ (1941) o ‘El Aleph’ (1945).
En este sentido, en ‘La cuarta pared’ abordo el archivo fotográfico familiar desde el presente como un intruso que se sumerge en otros tiempos, en los momentos propios en que se tomó cada una de las imágenes.
Por otra parte, la imagen, toda imagen, es por esencia una multiplicidad de tiempos y a su vez, es una «forma» que frecuentemente se actualiza, que «cristaliza el tiempo” pero también permite la emergencia de aspectos del pasado que no quedan relegados solamente al momento de la toma por parte del fotógrafo. En ese sentido, las imágenes, como las cartas, cambian con el tiempo, y cada vez que uno las mira las resignifica, de modo tal que nos permiten ver y entender cosas que en otro momento no vimos.
¿Qué consejos le darías a quiénes se inician ahora en la fotografía profesional?
Creo que lo importante es mantener siempre viva la curiosidad, e investigar para encontrar una voz propia; ser paciente y nunca compararse con otros.
En cuanto al Pa-ta-ta Festival, ¿cómo podrías describir tu experiencia en él? ¿Cómo consideras el papel de los festivales en cuánto a la fotografía de autor?
El Pa-ta-ta es un festival muy cercano, casi familiar en el sentido que uno llega a relacionarse tanto con el público general como con los profesionales de una manera muy cercana. La ciudad de Granada es maravillosa, todo esto lo hace a uno disfrutar y sentirse muy a gusto.
Por otra parte, considero que para lograr visibilizar un proyecto, que es lo que todo artista emergente busca, hoy los festivales son indispensables. Tanto como para conocer gente relacionada con la fotografía como para afinar y poner a prueba nuestra manera de comunicar nuestro proyecto.
¿Qué fotógrafos/as y/o teóricos recomendarías, te inspiran o admiras?
Encuentro influencias en diferentes ramas artísticas, tanto en la fotografía como en las artes plásticas, el cine, la literatura o en la música; así como en la experimentación y en una búsqueda de cierta espiritualidad. Pero centrándome en referentes fotográficos puedo mencionar a Walid Raad, Paul Graham, Dirk Braeckman, Robert Adams, Erik Kessels, Mishka Henner o Taiyo Onorato & Nico Krebs. Asimismo creo que nunca dejará de fascinarme ‘Evidence’ (1977) de Mike Mandel & Larry Sultan.
Más recientemente me impactó muchísimo la instalación en vídeo ‘Incoming’ de Richard Mosse en el Barbican Centre de Londres. La exposición viene acompañada con una publicación, pero creo en este caso el formato fotolibro resulta un pequeño souvenir comparado con la experiencia de ver la instalación en sala.
Entre otros referentes visuales, puedo pasar horas delante de los frescos de Giotto observando cómo representa las relaciones de espacio y volumen a través de una incipiente
perspectiva lineal; o perderme frente a las Pinturas Negras de Goya en el Prado. Artistas como John Baldessari, David Hockney o Douglas Gordon. El cine del Neorrealismo en especial de Antonioni; Hitchcock o Lucrecia Martel, y los documentales de Adam Curtis para entender la sociedad en la que vivimos.
Los teóricos que más me han marcado ultimamente son Ariella Azoulay (‘The Civil Contract of Photography’), Jacques Ranciere (‘El espectador emancipado’), así como Gilles Deleuze y sus ensayos sobre cine ‘Imagen-Movimiento’ e ‘Imagen-Tiempo’.
Según tu criterio, ¿mejor la fotografía de antes o la actual?
Creo que hoy no alcanza con tomar buenas imágenes, si antes se hablaba del frame hoy hablamos del mosaico, de ofrecer al espectador una idea más amplia del tema que estás tratando, de ir más allá que solo mostrar imágenes a con cierto nivel estético.
La fotografía es una sola, sólo que continuamente aparecen distintas maneras de abordarla. El avance de la tecnología genera hitos que nos moldea en todos los sentidos como sociedad. En ese sentido, creo que es posible hacer una analogía en relación a como afectó a la pintura la invención de la fotografía en el S.XIX, cuando los artistas de la época ya no necesitaron representar la realidad con precisión a traves de la pintura porque había aparecido una herramienta mas efectiva.
Este tipo de cambios se manifiesta hoy también, y en especial en la última década en la manera que utilizamos fotografía. Hoy la fotografía nos ofrece muchos caminos muy variados que van desde el documental tradicional a una nueva concepción de la fotografía que nace a partir de la aparición de los telefonos con cámaras y la utilización de las imágenes en las redes sociales; esto hace a la fotografía más accecible y universal, así como también produce una sobreabundancia de imágenes.
Como uno de los tantos resultados de esta evolución, podríamos decir que muchos creadores de imágenes se han enfocado en otros aspectos que van más allá de seguir haciendo fotos. En su lugar, por ejemplo, muchos fotógrafos que como en mi caso, hemos decidido apropiarnos de imágenes que ya existen, reordenarlas, resignificarlas y devolverlas bajo una nueva forma.
Para finalizar, ¿qué últimos proyectos o ideas fotográficas te rondan la mente?
Actualmente continúo trabajando con material de archivo en formato vídeo que aún no se a donde me va a llevar. Me estoy aproximando al vídeo desde el lugar de un fotógrafo, con mucho respeto porque trabajar la imagen en movimiento es un mundo nuevo para mí.
BIOGRAFÍA:
Diego Ballestrasse (Buenos Aires, 1974), vive actualmente en Barcelona. Realizó 4 años de estudios de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires y una vez instalado en España se formó como Fotógrafo en la EASD Serra i Abella y el Centro de Fotografía Documental de Barcelona.
Diego cuenta con numerosos logros en el campo de la fotografía, a parte de haber sido nombrado ganador de las Proyecciones Otra Manera de Contar de Pa-ta-ta Festival (2016).